Biografias Dominicanas
Juana Trinidad (Juana Saltitopa)
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- Categoría: Biografias Dominicanas
- Publicado: Martes, 30 Agosto 2022 16:12
- Escrito por Amcp
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Juana Trinidad (Juana Saltitopa) nació, al igual que su hermana Mercedes, en Jamo, sección de La Vega, durante la ocupación haitiana, en cuya época allí: “la agricultura prosperaba a pesar de la esterilidad del medio,… “, según un informe del Capitán Faustino Tapia, a cargo de dicha sección.
En medio de esa vida vegetativa creció esa muchachita Juana, vivaracha y saltarina, de donde le vino el mote de Saltitopa, pues le gustaba trepar árboles para recoger sus frutos y saltar de rama en rama. Su hermana Mercedes era por el contrario de temperamento sosegado y no era amiga de aventuras; sus actividades no rebasaron las ocupaciones caseras (Rufino Martínez).
Rufino Martínez dice: El apellido Saltitopa, tenido como tal hasta cumplido el siglo de la República, al extremo de que a una hermana de la heroína se la llamó Mercedes Saltitopa, no existió nunca; fue un mote ocasional por maneras personales de Juana,…” Y más adelante, refiriéndose a Mercedes, agrega: “Se tiene por muy posible o casi cierto que el apellido de esta hermana es Trinidad”.
El historiador Ubaldo Gómez Moya, en una carta publicada el 22 de mayo de 1937 en “El Progreso” de La Vega, escribió (Despradel Batista): Siendo yo niño oí a mi segunda madre Magdalena Sánchez de Espínola motejar con el calificativo de Saltitopa a las muchachas vivarachas. Sabrás que en aquellos tiempos una mujer en una tropa se consideraba de no buena reputación.
Y continúa Ubaldo Gómez Moya:
Bríjida Minaya -alias- Mamá Billa, Nazaria Santos Vda. Meléndez, Chicho Trinidad y Miguel Fernández la conocieron personalmente y me expresaron que ella era natural de Jamo de esta Común, de color indio y de regular estatura.
Juana era, cosa rara en su época, liberal, montaraz, ruda en sus gestos y sus acciones, e imponía sus criterios y sus deseos aún sobre los muchachones que hechos ya hombres se veían obligados a prestar el servicio de conscripción militar que imponían las autoridades haitianas al cumplir la edad de los 16 años.
Así se formaron las milicias cívicas de la Era de la Ocupación occidental. El Jamo no era una excepción y así vemos como Marcos Trinidad, para 1843 y con el grado de Capitán, era el Comandante de la Compañía de Milicianos del Jamo, cuya participación en las luchas independentistas, iniciadas un año más tarde, le darían fama y resonancia de ardoroso patriota y audaz combatiente. (Hungría Morell)
[Aunque Hungría Morell3 dice que Marcos Trinidad era tío de Juana, Rufino Martínez dice simplemente que Juana era parienta suya, Despradel Batista, en las biografías de Marcos Trinidad y de Juana Saltitopa, dice que eran primos hermanos.]
“Mujer de ya conocido carácter agitado e independiente, con pronunciada vocación para los lances propios de los hombres, Juana instantáneamente quedó afectada de ardor bélico que flotaba en aquel centro urbano [La Vega] mientras se construían apresuradamente defensas, se desempolvaban armas antiguas y se recolectaban machetes para esperar al Ejército Haitiano” .
Rufino Martínez
Cuando en marzo de 1844, las tropas haitianas se dirigen hacia Santiago, en esta ciudad se congregan tropas de comunidades vecinas, incluyendo de La Vega. “Llegadas las tropas de La Vega, entre las que figuraba la gente de Jamo, capitaneada por Marcos Trinidad, Juana, parienta suya, concurrió al cuartel de sus comarcanos con la resolución de participar en la esperada lucha como soldado. No se le veía más que en los grupos de la gente armada” (Rufino Martínez)
El 30 de marzo de 1844 al mediodía se inicia la batalla de Santiago. Juana en el fragor de la pelea ocupaba lugar entre los combatientes, estimulándoles con frases y ademanes de incitación. Secos por un instante los cañones de la línea de fuego donde ella actuaba, fue al río más de una vez a buscar el agua necesitada, mostrando un gesto de atrevimiento que por sí valía para mantener en alto la moral de la tropa” (Rufino Martínez).
Al respecto nos dice el historiador Dr. Alcides García Lluberes: “Tuvo suma importancia el papel que desempeñó la artillería en tan famosa jornada. Fueron las necesidades de aquella eficaz arma las que crearon las heroínas de la Batalla. Juana Saltitopa (a) La Coronela, fascina y obliga a que la secunde a todo una cohorte de abnegadas santiaguesas. ¿A dónde se dirigen? ¿Por qué estímulo son movidas? Las samaritanas van a apagar la sed a los monstruos de bronce que caldeados por la violenta y prolongada faena no podían ya seguir colaborando en la matanza… Algunos de los rechazados que se hallaban entre la ciudad y el río perecieron al vadear éste, el cual estaba crecido: las aguas del Yaque, que ya habían sido metralla en las cubetas de la Saltitopa y sus satélites, seguían matando a los enemigos de la Patria”.
Dice Rufino Martínez: “Por su comportamiento insuflador de coraje en ese memorable día y los anteriores, los compañeros la llamaron en la adelante La Coronela, que fue su distintivo.”
Terminadas las campañas libertadoras de la Independencia, las actividades de La Coronela fueron más de la vida privada que de la política. Esteban Aybar y Aybar, oriundo de San Cristóbal y soldado de la Independencia y de la Restauración, escribió en sus memorias (publicadas parcialmente por Despradel Batista):
“… la muerte que le dio una mujer de la vida, a un coronel haitiano, la cual se nombraba Merced y por mal apodo (a) Md. Sartaitopa, a esta la conocí anteriormente en Santiago por ser de allí, y el año 1952 la ví en Santo Domingo, ganando un sueldo de coronela, por el Gobierno, pero mas tarde Santana por su relajo, le privó del sueldo y empleo y la despachó otra vuelta para el cibao,…”
Casi siempre andaba, tanto en La Vega como en Santiago, acompañada por dos mujeres: Juana Colón, santiaguera, y Petronila Suárez, vegana (Despradel Batista).
En un artículo publicado en “El Progreso”, de La Vega, el Dr. Jovino A. Espínola reprodujo el testimonio de Bríjida Minaya (Mamá Billa) (en Despradel Batista):
Sí; Juana en ese tiempo era una mujer más valiente que muchos hombres; te contaré que en una fiesta que dieron en la “La Jina Mocha”, yo presencié que Juana tendió de una bofetada largo a largo en el suelo a Bartolo Pérez, porque este trató de abusar con ella echándole el brazo por el hombro y halándole una trenza. Debo decirte también que en Santiago ella peleó mucho contra los franceses prietos [haitianos]; en esas peleas Juana echaba para alante a los hombres que se acobardaban, atendía a los heridos, le pasaba agua a los combatientes para que calmaran su sed y refrescar los cañones, le llevaba pólvora en su delantal o en su pañuelo a los artilleros y les cantaba coplas a los soldados para que siempre estuvieran contentos y valerosos.
Yo recuerdo haberle visto un sablecito derecho, lo usaba terciado [señalándome del hombro derecho al costado izquierdo]. Oye, [me dijo], Juana era de Jamo, se mantenía aquí en el pueblo y podía ser mi mamá, yo entonces era muy jovencita, ella tendría como treinta años y no se quitaba de la cabeza su buen pañuelo de Madrás.
Fue un aciago día del inicio de la década de 1860 que Juana Trinidad, la Saltitopa, La Coronela inmortal, mientras regresaba de su lar nativo: su campiña del Jamo que jamás volvería a ver, murió oscuramente asesinada entre Nibaje y Marilópez, camino hacia y en las cercanías de Santiago de los Caballeros, el hidalgo pueblo que adoptó como suyo tras de haberse consagrado allí como una protagonista epónima, casi legendaria, de la gesta gloriosa de la Batalla de Santiago del 44. (Hungría Morell)
Fuentes> https://mipais.jmarcano.com/biografias/heroinas-dominicanas/saltitopa/